Gracias a este cuarto mito estudiaremos si los medios de comunicación tienen tanta eficacia, como muchos afirman, de cara a una campaña electoral
«Lo que los progresistas necesitan es acceso a los medios de comunicación».
Hace años, impartí un curso para los socialistas y un destacado dirigente dijo: “El problema que tenemos es que salimos poco en los medios”. Yo en aquel tiempo me quedé alucinado. ¿Cómo un miembro relevante de uno de los dos grandes partidos podía pensar esto?
Karl Popper fue un filósofo de la ciencia que dijo que había que comprobar cuando una hipótesis científica no se ajusta a la realidad. Lo habitual es solamente verificar cuando la hipótesis es acertada. Si la comprobamos cuando es cierta y la verificamos cuando no, tendremos un conocimiento potencialmente más acertado de cuáles son los límites de una afirmación como la del inicio.
Los siguientes casos han conseguido resultados positivos en las elecciones, a pesar de no disponer de medios de comunicación. En contrapartida, también vamos a ver situaciones en las que sí había medios para difundir su campaña, pero sus resultados no fueron positivos.
La política y los medios de comunicación
Álvarez Cascos, político en Asturias en 2011. En los medios del Principado de Asturias, apenas salió el exministro, pues las fuentes de información no le dieron mayor importancia. Sin embargo, en pocos meses de haber fundado su partido, sacó la mitad de los votos que tenía el PP, mayor fuerza por aquel entonces.
De igual manera, Compromís y Mónica Oltra; candidata a la presidencia de la Generalitat en las elecciones de 2011. Solo salió una vez en la televisión autonómica valenciana y por obligación legal. Nunca fue entrevistado nadie de Compromís en los meses anteriores.
Un conocido se quejaba de que en Canal 9 no saliera nadie de Compromís. Él decía que esto haría que no se obtuvieran diputados. En realidad, la candidata no necesitó a los medios de comunicación, lo consiguió gracias al uso de Internet.
Por consiguiente, otro ejemplo relevante de Compromís es el de Carcaixent. En una población de 37.000 habitantes, gracias al la activación del colectivo de militantes y al uso del Facebook, consiguió ser la segunda fuerza más votada, por delante del PSOE-PSPV. Además de las redes sociales, también gracias al contacto planificado y continuo con la población desde mucho antes de las elecciones. Pero no gracias a los medios de comunicación.
Conclusiones acertadas
Estas experiencias muestran que las campañas electorales no duran 15 días sino 1.400. Esto se pasa por alto con mucha frecuencia, entonces, nos invita a reflexionar sobre la importancia de plantear las campañas electorales desde nuevos puntos de vista.
Un ejemplo al contrario. Coalición Valenciana, que tenía muchos recursos monetarios, pensaba que los medios de comunicación le podrían salvar la campaña. Un conocido empresario financió generosamente una larga campaña. Incluso compró un diario para hacer propaganda. ¿El resultado final? No consiguió ni un diputado. Y respecto a los pocos votantes, en el mejor de los casos, algunos regidores en algunos pueblos.
Si en el pasado las revoluciones se hacían con pocos medios, ¿cómo se puede creer que con medios actuales como Internet no se puede hacer nada para difundir las ideas y las propuestas para poder darse a conocer?
Detrás de esto hay un fenómeno psicológico muy nocivo: el desempoderamiento, del cual muchos militantes no son conscientes. Por supuesto, no afirmo que si hubiera más medios se podría tener más impacto. Lo que afirmo es que se tengan los medios que se tengan, lo importante es aprender a comunicar eficazmente, sea en un comunicado de prensa, sea en Facebook o sea con la persona que tenemos delante. Porque si no se ha aprendido a comunicar eficazmente, ¿de qué sirve disponer de tribunas en diarios o televisión? Los medios no ayudan por sí solos. Hacen falta más factores.
En definitiva, la afirmación que comentábamos al principio de los cargos del PSOE-PSPV refleja una manera de pensar: «necesitamos x, como no tenemos x, podemos hacer poca cosa». Este tipo de razonamiento influye en el desempoderamiento, de forma que se hace mucho menos de lo que se podría hacer. Y para empoderarse, hay que pensar de maneras diferentes e innovadoras. De momento, cuestionando los cuatro mitos que hemos visto.