El artículo  Una oportunitat: equilibrar ideologia i habilitats está escrito originalmente en valenciano en la plataforma de politólogos Agon cuestiones politicas.

Más abajo tienes la traducción en castellano. Deseo que te resulte útil.

«Los políticos valencianistas y progresistas, en general, están demasiado impregnados de ideología e intelectualidad; en cambio, mejorarían sustancialmente sus resultados electorales si dedicasen mucha más atención a desarrollar habilidades potenciadoras y actitudes constructivas: adquirir capacidades de comunicación, desarrollar el pensamiento estratégico, saber enfrentarse con aplomo y serenidad a las situaciones adversas, aprender a empoderarse y muchas áreas más.

La buena noticia es que existen metodologías para aprender a hacerlo con el propósito de mejorar notoriamente los resultados electorales.

PENSEMOS EN LA AGILIDAD DE UN GATO

En 2007, cuando se publicó No pienses en un elefante, estaba emocionado de comprobar que mi trabajo como formador en habilidades y capacitador individual encajaba en lo que exponía George Lakoff, al cual ya conocía previamente por su interesantísimo libro Metáforas de la vida cotidiana.

En aquella época era militante de Compromís y hacía años que era profesional del desarrollo personal y la comunicación humana, y estuve recomendando el libro a muchas personas y todas me decían: «!!!Que interesante!!!». En cambio, observaba que su discurso apenas cambiaba, puesto que solo se lo tomaban como un asunto intelectual.

Una de las personas a quién recomendé el libro fue Joan Ribó, que posteriormente se entusiasmó con su lectura. A continuación, le expliqué en qué consistía mi trabajo y decidió probar las sesiones individuales de mejora para que comprobara por sí mismo como era aprender a pensar de esa manera. Estuvimos trabajando hasta unos meses antes de lograr la alcaldía de València.

Fue una prueba de fuego, ya que no se trata de aplicar superficialmente las propuestas comunicativas de Lakoff y otros autores; lo ideal es integrarlas como una «nueva visión del mundo», como una capacidad operativa que facilita la organización política.

Cuando digo que el valencianismo y el progresismo ponen demasiado énfasis en el aspecto intelectual, quiero decir que es cómo si, explicado metafóricamente, un urbanista tuviera mucha capacidad para diseñar un urbanismo centrado en mejorar la vida de las personas, pero a la hora de aplicarlo tuviera poca destreza de llevarlo a cabo en la población en concreto, no fuera hábil organizando el equipo de trabajo, tuviera poca habilidad explicando el proyecto a las personas que le afectarán, etc. Mi tarea es hacer de facilitador mental, ayudar a ser más operativos, a planificar y ejecutar más ágilmente, etc.

Por eso mi trabajo es experiencial. Si se trata de empoderar un colectivo, hago toda una serie de ejercicios experienciales para que las personas participantes se den cuenta por ellas mismas como se desempoderan y a continuación aprendan superar esa limitación. Por eso, en otro lugar decía: «Dejemos de hablar de empoderamiento». Hablar de empoderamiento sería un ejemplo de intelectualizar un concepto que es muy importante. En lugar de empoderarse de facto, la mayoría de la gente solo habla del concepto.

Hace un par de años leí el extraordinario libro Political brain de Drew Westen y me sorprendí porque coincidía mucho con mi experiencia trabajando con políticos. Una de sus tesis es que los demócratas de los EE. UU. solían tener tenían problemas para conectar con su electorado porque la inmensa mayoría de cargos eran universitarios y utilizaban muchos conceptos abstractos que la mayoría de la población no acababa de entender. Otra tesis de Drew Westen que comparto es que una buena proporción de las personas votantes votan según cómo le cae el candidato atendiendo a aspectos no verbales, de valores y emocionales como la afabilidad, la ilusión que desprenden y no tanto el programa, excepto los convencidos que siempre votarán el mismo.

Trabajando individualmente, mis clientes han comprobado que pueden eliminar interferencias no verbales que afectan la expresión. Para poner un ejemplo sencillo: si una regidora en un pleno municipal se enfada demasiado porque la oposición dice una falsedad, es probable que pierda los papeles, no domine la situación y transmita falta de control, cosa que es percibida negativamente en general por el público. Mientras que si la regidora mantiene el aplomo podrá controlar la situación, transmitirá determinación y será percibida más favorablemente.

UNA METODOLOGÍA OPERATIVA PARA DESARROLLAR HABILIDADES Y ACTITUDES

​En nuestra cultura racionalista, hay una comprensión muy estrecha de lo que es pensar. El pensar intelectual, lógico, constituye una pequeña parte. El pensar no son solo las capacidades cognitivas convencionales (capacidad de relacionar, memorización, etc.), el pensar incluye muchas más habilidades: planificar, solucionar problemas creativamente, tener capacidad de aprendizaje, etc. El pensar, en un sentido amplio, nos tiene que permitir ver como funciona el mundo por saber como nos podemos mover.

En esa tradición racionalista, las izquierdas y los verdes también destierran los «sentires». Ese punto ciego, el uso de las emociones, sí que los saben utilizar bien la derecha y la ultraderecha.

La metodología que utilizo, el DBM®, facilita conectar tres aspectos fundamentales de la vida humana: Pensar-Sentir-Actuar. Experienciando como se interrelaciona Pensar-Sentir-Actuar, se facilita mucho la integración de las ideas y habilidades que los manuales de consultoría política han comprobado que funcionan. Por ejemplo, la función de las emociones en política o el lenguaje no verbal. Describiré casos que son fruto de mi experiencia directa y real trabajando con grupos e individuos para potenciar habilidades, ayudar a superar dificultades, etc., con el propósito que la persona que lea tenga una idea de los resultados efectivos que se consiguen.

Por confidencialidad, para preservar los contenidos trabajados con mis clientes, no daré nombres reales.

Las descripciones del trabajo realizado son resúmenes que pueden significar pocos minutos u horas de formación en grupo o trabajo de mejora individual.

LIDERAZGO/SEGUIDAZGO

​Me telefonea, llamémosle Mariola, para que le ayudase a resolver un problema. Es regidora de participación ciudadana en un ayuntamiento y, cuando tiene reuniones con el vecindario, las acaba como las empieza, sin acuerdo: «Tú tienes tu opinión y yo la mía». Además, la gente se siente atacada y le dicen «Tú estás enfadada» y Mariola no entiende por qué le dicen esto, puesto que no tiene conciencia de estar enfadada.

Yo sabía que ella era profesora de música con niños y que esto supone una dosis de pedagogía y paciencia importantes, y le dije: «Tú te das cuenta de que la mayoría de la gente del pueblo no tiene ni idea de política, de la burocracia municipal, de los tiempos administrativos, etc.?» Al principio le chocó y le expliqué un efecto psicológico muy extendido: las personas que están en política suelen pensar que toda la ciudadanía también suele estar interesada en política. Le expliqué que, según países y épocas, la gente que se informa activamente en política va solo del 5 al 10% de toda la población.

Cuando lo empezó a asimilar, le dije: «Cada vuelta que tengas que hablar con una persona piensa que tienes que hacer pedagogía porque entienda tus propuestas, le tienes que explicar cuáles son las competencias municipales, las autonómicas, etc. y preguntarle qué entiende, si necesita alguna aclaración, etc.». En las semanas siguientes me dijo que cada vez conseguía más consensos sobre temas y transmitía «proximidad», estaba más «satisfecha» y se sentía «pletórica».

Podemos aplicar aquí el concepto de seguidazgo, que John McWhirter, el creador del DBM®, elaboró hace dos décadas. Se ha hablado mucho del liderazgo y de los líderes pero poco de los seguidores. Nos podemos empezar a hacer nuevas preguntas: ¿Sigue el líder sus seguidores? ¿Y si lo hace, como lo hace? ¿Qué ideas sigue el líder? ¿Y el seguidor? ¿Los seguidores se autolideran? ¿O esperan que tiren del carro otros? ¿Cómo siguen los seguidores el líder?

Este nuevo enfoque del seguidazgo da una idea dinámica del proceso de liderar-seguir, como una actividad holística. Porque en realidad no tendríamos que hablar de líder, sino de quién, cuándo, cómo y por qué lidera y de quién, cuándo, cómo y por qué sigue.

​En el caso de Mariola, al principio ella seguía sus propias ideas de lo que era tratar con la ciudadanía, en cambio no seguía a la persona que tenía delante. El hecho de ponerse en una actitud pedagógica implicaba que se estaba autoliderando a sí misma en una postura constructiva, y esto le resultó fácil porque ya lo aplicaba regularmente en su trabajo de maestra de música, cosa que le facilitó que le siguiera la persona que tenía delante: si comprendía o no comprendía lo que le planteaba, qué intereses tenía, etc. Esto facilitaba que la ciudadana que tenía delante siguiera a Mariola, de forma que la concejala empezara a liderar.

Estos conceptos de liderazgo-seguidazgo están lejos de la visión del líder como la persona carismática de nacimiento, si no que potencia las posibilidades de aprender a integrarlas en el funcionamiento del día a día político.

LENGUAJE VERDE

Cuando se iban a iniciar las prospecciones petrolíferas en el golfo de València estuve asesorando a un diputado de les Corts Valencianes para defender que no se iniciasen. Él, que es biólogo, quería hacer una intervención basada en un enfoque de protección de la naturaleza. Si había un derrame de petróleo contaminaría las playas y significaría la muerte de peces, y los prados de posidonia quedarían destruidos, entre otras cosas. Pero este enfoque tendría poca repercusión, puesto que lamentablemente el PP, que era quien en aquella época estaba gobernando, no tenía ningún tipo de interés por la naturaleza.

En cambio, el que le propuse fue que incluyera en su discurso el destrozo medioambiental que tuvo lugar al Golf de México el 2010, cuando la plataforma Deepwater Horizon estalló y produjo tal contaminación que la industria turística quedó arruinada a lo largo de mil kilómetros de costa. Con el miedo que se produjera un desastre tan grande y que la industria turística valenciana se hundiera, el resultado final fue que incluso el PP votó contra las prospecciones pretrolíferas.

En general, los verdes utilizan una comunicación tecnocientífica que hace que la mayoría de la población no entienda las implicaciones. El caso más grave es la comunicación sobre las consecuencias del cambio climático para la habitabilidad de la Tierra. Se habla continuamente de conceptos como el incremento del CO₂ en la atmósfera, de la acumulación de gases de efecto invernadero o de la descarbonización de la economía. Después de décadas de estar utilizando este enfoque, está comprobado que no funciona, puesto que la inmensa mayoría de la población, aunque tiene cierta idea de la amenaza que supone la crisis climática, no entiende las implicaciones de cómo puede afectar la habitabilidad de la Tierra y como se tiene que cambiar a un estilo de vida bajo en carbono.

Además, describir futuros apocalipsis, por muy probable que sean al ritmo que llevamos, simplemente no moviliza la ciudadanía. En cambio, hay otras posibilidades de comunicar con el propósito que la población cambio su estilo de vida para reducir el consumo de combustibles fósiles, por ejemplo. Si para frenar el cambio climático quieres fomentar las energías renovables y eliminar los combustibles fósiles, hay investigaciones en ciencias sociales que aseguran que, para la mayoría de la población, para movilizarla mucho más, es mejor hablarle de energía limpia (renovable) o energía sucia (fósil), son conceptos más fáciles de entender para la mayoría.​

O si queremos que la población se implique, es mucho mejor utilizar valores como autonomía energética, que es fácil de entender que producir la propia energía es mejor que importarla. Mi suegro que es un valencianot de l’Horta, se lo expliqué en esos términos y me dijo: «Claro, con la energía del Sol que tenemos, qué burrada tener que comprar la energía fuera». No había que explicarle mucho más. O que a la juventud es mejor hablarle de justicia climática.

Los verdes mejorarían sustancialmente sus resultados electorales si aprendieron a comunicar para una variedad de audiencias y no solo para ellos mismos.

HACERSE PRESENTE Y DAR VALOR A LA GESTIÓN HECHA

​Una de las primeras formaciones de grupo que impartí siendo militante de Compromís, fue a unos compañeros que estaban gobernando en coalición. Era una formación para preparar las elecciones municipales. Lo primero que pedí a los participantes fue que hicieron una lista de proyectos que ellos habían llevado a cabo en el ayuntamiento. Me sorprendí gratamente porque la lista era suficiente larga. Entre todos los planes que llevaron a cabo había uno que tenía un especial éxito entre la población. Era una senda que se había hecho para que la gente pudiera pasear alrededor del pueblo en un entorno lleno de vegetación, con vistas agradables, etc. Y era muy utilizada. Dije a la regidora que hiciera un video porque el pueblo se enterara de que había sido una iniciativa suya. Ella me respondió: «Yo no quiero salir en un video». Ante esto, yo le dije que, si no quería salir en el  video, que lo hicieran sin salir ella. Y tampoco lo hicieron.

Por otro lado, se quejaban de que el alcalde, que era de otro partido, ocupaba con sus fotos buena parte de la revista municipal. Pero ellos no querían que apareciesen sus fotos. Esa tendencia a invisibilizarse me la he encontrado muy a menudo. Un día, trabajando individualmente con una clienta que me explicaba que trabajaba mucho, pero que no mostraba lo que conseguía al vecindario, le pregunté: «¿Por qué no quieres mostrar lo que logras?» Y me contestó: «No quiero ser como Esperanza Aguirre». Como que no entendía qué quería decir, le pregunté «¿Qué quieres decir?» y me contestó que Esperanza Aguirre se dedicaba obsesivamente a aparecer en fotos, videos, etc. Si inauguraba un hospital, salía en la televisión poniendo la primera piedra, después aparecía inaugurando un quirófano, más tarde visitando la sesión de pediatría y así sucesivamente.

Este es un patrón mental (todo/nada, siempre/nunca) que me he encontrado muy a menudo: como que a mucha gente de los valencianistas y progresistas esa exposición los parece excesiva, concluyen no visibilizar nada de lo que hacen. A un cliente mío le pregunté cómo sabrían sus votantes el trabajo que había hecho durante la legislatura y me dijo: «Ya buscarán la información». Pero a la mayoría de los votantes, si no les presentas las tareas que has hecho, no lo sabrán y, por lo tanto, no podrán valorar que mereces su voto de nuevo.

Quizás uno de los talleres más útiles que imparto es el de la revisión de la tarea realizada, sea en el gobierno o en la oposición. Tiene muchos beneficios. Uno es que el colectivo, al identificar todo lo que se ha conseguido, se motiva para continuar trabajando en su población. Es una manera de reflexionar que hace que la tarea política sea sostenible, puesto que se percibe que merece la pena invertir todo el esfuerzo. Otro beneficio es trasladar al vecindario toda la tarea que se realiza, porque se dan cuenta de que se trabaja de lo lindo. Y el otro, electoralmente muy importante, es que los militantes se relacionan con el vecindario porque, además de explicar la tarea llevada a cabo, la gente da valor a la tarea.

¿Ahora bien qué me he encontrado a menudo? Que por varios motivos (vergüenza, miedo a parecer vanidoso, etc.) hay colectivos que no hacen la tarea de difusión y el vecindario no se entera de la tarea realizada y no los votan. Los que aprenden superar su inseguridad y a dar la cara es mucho más probable que hagan una difusión de la tarea municipal es mucho más probable que los vuelvan a votar.

UNA OPORTUNIDAD

​Alguna vez había leído que España sociológicamente era de izquierdas con toques verdes, y en aquel momento no acaba de entender cómo es que los resultados electorales eran tan justos en el eje izquierda-derecha. Atribuirlo a la influencia de otros factores, como los grandes medios de comunicación que favorecen el statu quo, es razonable, pero no lo explica todo.

​Cuando me puse a trabajar en política, empecé a entenderlo en términos psicológicos y durante los últimos años lo compruebo cotidianamente: cuando las personas con quienes trabajo eliminan limitaciones mentales, actualizan ideas desacertadas, identifican puntos ciegos y potencian habilidades y actitudes, suelen ser determinantes en los resultados electorales.

En alguna ocasión había impartido formación sobre prácticas estándares que, según los manuales de consultoría política, suelen funcionar, y lo he dejado de hacer porque, ciertas actividades, la mayoría de los participantes no se ven con ánimo de aplicarlas. Un ejemplo serían las visitas a puerta fría. Suelen ser eficaces en muchos contextos electorales, especialmente en las elecciones municipales, pero es muy extraño que se llegue a hacer, por vergüenza o por carencia de seguridad.

Los partidos valencianistas y progresistas tienen una oportunidad única de consolidarse socialmente utilizando los nuevos instrumentos. Mi hipótesis es que, si integraron estas nuevas habilidades y actitudes en los próximos años, ocuparían su espacio sociológico y decantarían la balanza política.

¿Te imaginas que se consiguiera?

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