Una de las estructuras de comunicación política que suele tener resultados contraproducentes es la que George Lakoff popularizó con su libro No pienses en un elefante.

Cuando niegas una cosa, la tendencia es pensar en esa cosa y, en general a promover la conducta indeseada. Él lo relacionó con la comunicación a la contra. Por ejemplo «No a la corrupción», en lugar de «Sí a la honestidad», puede parecer lo mismo, pero ahora veremos porque es diferente.

Si dices «No dejes el perro suelto», para entender la frase, necesitas imaginarte de alguna manera un perro suelto. Y posiblemente un perro que va deprisa, a su aire. Y si te gusta esa imagen es más probable que te guste ver a tu perro suelto y lo sueltes. Si dices «Lleva atado el perro», es mucho más probable que en tu mente aparezca un perro atado, con el control que supone de decidir por donde vas tú y tu perro, por lo tanto hace más probable que la gente actúe debidamente.

Vamos a ver este fenómeno en un cartel del ayuntamiento de València. Hace unas semanas, cuando el Gobierno autorizó a pasear a partir de las 8 de la tarde y la gente que vivía cerca de la huerta de València salía a pasear por los caminos de los campos, algunos tenían conductas inaceptables como soltar los perros por los campos echando a perder las plantas o entrar en los campos a hurtar la verdura. En una actuación rapidísima del Ayuntamiento, pusieron carteles por la huerta para avisar a los paseantes las conductas reprobables. Mi sorpresa es que la mayoría de las pautas descritas en el cartel estaban en términos de lo que NO se tiene que hacer, no de lo que SÍ se tiene que hacer. Cosa que tiene influencia en la conducta de la gente.

El cartel del ayuntamiento empieza bien con un título en términos del que se quiere conseguir: «Cuidemos y respetemos la huerta». Y el final también está bien. «El trabajo de las agricultoras y agricultores es fundamental e imprescindible para todos y todas. No te olvides de protegerlo y respetarlo.» Cuando el Ayuntamiento da las pautas que quiere promover, la cosa cambia por que todas están expresadas en términos de las conductas reprobables, no de las conductas que quiere promover. Más abajo pongo el original del cartel en la primera columna y y en la segunda una propuesta mía en positivo que creo que funcionaría mejor, haciendo que la gente que pasea cumpliría mucho más las pautas propuestas.

No está permitido en toda la huerta

En la huerta es necesario

Llevar los animales sueltos y no recoger los excrementos de los animales.

Llevar los animales atados y recoger sus excrementos.

Entrar en los campos. Salirse de caminos o sendas de herradura.

Quedarse dentro de los caminos y sendas.

Coger frutas, verduras o cualquier material, sin el permiso explícito y por escrito del propietario.

Las frutas y verduras son de sus propietarios. Solo pueden llevarse con el permiso por escrito.

El depósito de cualquier tipo de vertidos relacionados con la explotación agrícola.

Los residuos que se puedan producir, hay que depositarlo en una papelera o contenedor.

 

En general los mensajes que aprueban el tipo de conducta que quieres promover tienen más éxito que los mensajes de las conductas que quieres desaprobar, especialmente si van en negativo: «No tires residuos en el campo», es más probable te hagas una imagen de echar botellas o papeles, lo que indirectamente induces a hacer lo que no quieres. En cambio: «Guarda los residuos para tirarlos a la papelera» es más probable que la gente actúe cívicamente.

Mi hipótesis es que si se hubiera puesto el cartel en los términos propositivos que indico, las conductas antisociales, aunque no desapareciesen del todo, hubieran disminuido más y más rápido.

Una vecina que tiene una casa en la huerta, hizo un interesante escrito que ponía énfasis en un detalle. Los urbanitas no saben que es una «senda de herradura» y, según la vecina, algunos interpretaban que podían pasar por dónde querían. La experiencia en otros ayuntamientos es que han eliminado esa indicación y la gente, ha reducido sus intrusiones.

En comunicación un detalle importante es que comprobar si las posibles personas lectoras conocen el significado de ciertas expresiones, como en este caso «sendas de herradura». La mayoría de los urbanitas paseantes, no saben qué es.

Adjunto el texto de la vecina:

 

POR UN USO RESPETUOSO DE LA HUERTA

La huerta es vida, arte, paisaje comestible y cultura ancestral. Su mantenimiento en buenas condiciones implica un trabajo muy exigente. Lamentablemente se ha producido una invasión de gente después del confinamiento del COVID 19 por los márgenes de las acequias, los lindes de los campos y a menudo por dentro de ellos a causa de la ignorancia y sobretodo a un bando del Ayuntamiento de València y del Consell agrari que recomienda en el segundo punto usar para los paseos de los ciudadanos “las sendas de herradura” que la gente lo interpreta como todo lo pisable en barbecho o lo no cultivado a primera vista (puede estar sembrado y no verse).
Para revertir esta situación desastrosa es urgente e importando eliminar esta recomendación del bando. Otros ayuntamientos de nuestra comarca, prudentemente, no lo han recomendado.
Son los labradores los que mantienen estas estructuras desde hace siglos. Ellos son los artistas que regalan este bonito paisaje a todos los vecinos del área metropolitana de València que salen a la huerta a pasear.
Paisaje cultural que no existe, si lo separamos del trabajo creador que lo produce y de la constancia y el esfuerzo necesarios que son indispensables para realizarlo.

Autora: Una vecina de la huerta de la Carrera Font de En Corts.

 

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